Así salí del closet y supe cuál sería mi rol en las relaciones de pareja: Lo descubrí cuando yo contaba con 15 años y estudiaba en un colegio femenino desde la primaria y en el que estudie casi todo el bachillerato. Eran los años 90, recuerdo que la mayoría de compañeras contaban con edades entre 14 y 15 años al igual que yo y casi todas eran las mismas compañeras desde primero de primaria; para ese entonces yo ya sospechaba que me gustaban las chicas, ya que me sentía atraída por ellas y no por los chicos como era lo normal según las reglas establecidas no sé por quién exactamente; pero yo me salía de los parámetros de lo que se consideraba normal dentro de lo que se definía como conducta sexual aceptada en esa época, para ese entonces no se notaba que me gustaban las mujeres, especialmente porque yo era la típica chica delgada, con curvas muy bien definidas y usaba shorts y pantalonetas cortas, blusas y camisillas ceñidas al cuerpo y de vez en cuando usaba también vestidos y faldas que resaltaba aún más mis curvas. En mi adolescencia me cortejaban varios chicos, sentía sus miradas y sus deseos de acercasen a mí, desde muy joven practico deporte el cual me ha ayudado a tener un cuerpo atlético y armonioso, lo que resultaba atractivo para el sexo masculino, pero yo no sentía esa misma atracción hacia ellos, todo lo contrario me pasaba con las chicas, me causaba curiosidad ese gusto particular por las mujeres, lo que no sabía en ese entonces era, que estaba muy cerca de definir completamente mi preferencia sexual y mi rol como mujer lesbiana.

Al estudiar en un colegio femenino había chicas por todos los lados, y bueno, tenía mucho en que distraerme, aunque nunca había tenido un contacto más allá de lo visual o lo típico que se puede compartir con las compañeras de clase, que generalmente se la pasaban hablando de los chicos que se agrupaban en la entrada del colegio esperando la salida de las chicas para iniciar el ritual de conquista.
Un día cualquiera, una de las nuevas compañeras de clase a quien en realidad no había visto en el transcurso de las casi dos semanas que habían transcurrido de ese año lectivo, ella se levantó rápidamente del puesto que estaba delante del mío, unos minutos después que sonara el timbre de salida al descanso, casi que nos tropezamos cuando yo también me levanté distraída del pupitre para ir también hacia el patio de recreo, al tropezarnos frente a frente, me sonrió, y por primera vez vi aquellos ojos color miel que desde ese día cautivaron por completo mi atención.

Aquella adolescente hacía parte de las nuevas compañeras de estudio, y con el paso de los días noté, que en los más o menos 30 minutos que duraba el descanso se reunía a conversar con las otras dos o tres chicas nuevas que realmente eran las más bonitas de ese año que cursábamos, la verdad es que desde el día que nos tropezamos a la salida a el descanso, yo no lograba dejar de mirarla, no podía dejar de sonreír como tonta cada vez que ella también me miraba, me encantaba sentarme exactamente detrás de ella para ver y sentir el olor de su cabello rubio ondulado, días después de nuestro primer intercambio de miradas, al sonar el timbre de salida para el descanso como era habitual al rededor de las 9:40 am, se paró de su puesto, giró hacia atrás y me saludó por mi nombre, me sorprendió que supiera como me llamaba ya que nunca habíamos cruzado palabra. Ese día salimos conversando y ella no salió con su grupo de amigas como de costumbre, ni yo me reuní a charlar con las chicas con las que siempre compartida el recreo, pasamos todo el descanso juntas y yo no dejaba de mirarla mientras me hablaba muy entretenida, ese día pude detallar su hermoso rostro, su nariz muy perfilada y sus delgados labios, sentí mi corazón sin razón aparente palpitar a millón mientras ella miraba con disimulo mi boca y sonreía de manera tímida mientras charlábamos; desde ese día algo cambió entre las dos porque a partir de ese momento, ella quería estar siempre a mi lado y yo no deseaba llegar a casa, realmente cuando no estaba a su lado era una tortura, no podía concentrarme en nada, todo se me olvidaba y mantenía como en otro mundo pensando en aquella adolescente que no podía sacar de mis pensamientos y para ser honesta los fines de semana contaba las horas para volver a verla. Aún no podía imaginar que está hermosa y delicada adolescente seria quien me definiría y me haría entender de manera clara lo que implicaba ser una mujer lesbiana, lo que era sentirse atraída y enamorada de otra chica; recuerdo perfectamente después de 32 años transcurridos su nombre y apellidos, me fascinaba acariciar su hermosa cabellera ondulada mientras la profesora daba la clase, y lo que más me gustaba era que mientras yo acariciaba su cabello mientras caía sobre su espalda, ella acariciaba suave y sutilmente con sus manos mis rodillas y pantorrillas por debajo de mi falda, realmente creo que eran caricias inocentes y aunque sentíamos deseos de estar siempre juntas y acariciándonos, en principio no fue nada sexual o erótico.